Hoy es el primer día del cuatrimestre que me siento a hacer algo de la universidad. Si, solo tengo una asignatura. La penúltima asignatura que me queda. El penúltimo esfuerzo. Una asignatura que perfectamente podría echarle dos horas diarias y aun saldría del examen pensando que tengo un tres. Esa asignatura que llevo cursando cuatro años. Asignatura de la cual ya he hecho un examen que vale un 20%, un test de 7.5% y dos practicas de 5% cada una. He hecho el 37.5% de la asignatura y ni sabia lo que valía cada cosa. Y ahora del restante 62.5% tengo que sacar un 50% prácticamente porque no he hecho una mierda.
Mañana es uno de Diciembre y entrego una parte del trabajo final que vale un 4%.
Evidentemente no he empezado. Tengo que buscar las fotos de otros cursos, me he tenido que instalar el office y toda la movida. De paso me he bajado también los apuntes que ya iba tocando después de 3 meses de clase.
En resumen, la moraleja es que cuanto más tiempo tengas para dedicarle a algo que es increíblemente trascendente para el correcto transcurso de tu vida estudiantil, menos haces.
No. La puta moraleja es que soy gilipollas y no me doy cuenta de nada.
El año pasado ya suspendí por el trabajo y las practicas. Creo que mi cerebro ha desarrollado un sistema de "bloqueo" del deber. Sobre todo para los estudios. Creo que ha inventado una encima para que pase de hacer las cosas de la universidad sin ningún tipo de remordimiento ni culpa. Seguramente ahora juegue a alguna chorrada hasta que cene, ya que tengo todo preparado para empezar, y eso es un esfuerzaco.
No me gusta estudiar. Aprender si. Que putada.
Espero que el día que vuelva a leer esto, dentro de unos cuantos años, diga: "Este día fue el que decidí cambiar algo en mi vida de estudiante".
¿Un poco tarde para cambiar?... quién sabe.